La mayor realización que tuve fue la cantidad de cosas que influyen en nuestro bienestar, especialmente nuestra comida y nuestras emociones. Solemos pensar que nos enfermamos sólo a través de la contaminación o la genética, pero es mucho más que eso. Realmente somos lo que comemos y nos convertimos en lo que pensamos.
Otra realización que tuve fue el gran cambio por el cual mi vida había pasado. O más bien, el cambio que tuve que atravesar para adaptarme a esta nueva vida. Tener que aceptar el hecho de que hay cosas que no voy a ser capaz de volver a hacer y aprender también nuevas formas de hacer las cosas que todavía puedo hacer. Aprender a hacerme un rabo con un dedo que no se dobla no es una tarea fácil, pero me las he arreglado.
También me he dado cuenta que soy más fuerte de lo que pensaba y que tengo más valor de lo que imaginé. Una enfermedad crónica no es para los débiles. Es una forma de la vida recordarnos que podemos hacer más de lo que nosotros mismos nos damos crédito.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario