martes, 14 de julio de 2015

Se me acabaron las cucharas

En estos días, mientras jugaba en mi cuenta de Pinterest, lo cual es una adicción para mí, me encontré muchas sugerencias con cucharas. Me preguntaba, ¿qué rayos tienen que ver las cucharas con los temas que estoy siguiendo? ¿Por qué tantas cucharas? Cuando observo, el tema en común era AR y condiciones crónicas. Rápido me fui a la búsqueda para investigar de que se trataba.


Resulta que Christine Miserandino, del blog But You Don't Look Sick, creó lo que se conoce como "La Teoria de la Cuchara." Christine está diagnosticada con Lupus y mientras le explicaba a su amiga lo que se siente tener su condición se le ocurrió comparar su suministro de energía con tener una cantidad de cucharas al día. Con cada actividad que hagas al día se va una o más cucharas. El issue es que debes asumir que sólo tienes 12 cucharas al día. ¿Cómo divides tus tareas? ¿Cuáles tienen prioridad? ¿Y si se te acaban las cucharas? Todas estas son preguntas que una persona con una condición crónica se hace a diario, aunque no necesariamente con cucharas, pero sí debemos decidir cautelosamente cada actividad del día. Si hacemos más de lo que realmente podemos implica pagar el precio de la falta de energía, o en este caso, de cucharas. Esto hará que tengas que usar de tus cucharas o energía del día siguiente. Sabes que si usas demás, al día siguiente no tendrás cucharas, o energía suficiente.


Pues al parecer, esta servidora, aprovechando que se sentía bastante bien, utilizó todas sus cucharas durante la semana y cuando llegó el fin de semana ya no tenía de donde sacar. Sonó la alarma y cuando me fui a levantar me sentía como si no hubiese dormido nada. Un cansancio tan horrible que no podía casi abrir los ojos. Se fueron como cinco cucharas en sacar las fuerzas para levantarme de la cama y fui casi arrastrándome hasta el baño, dónde dejé par de cucharas en sólo lavarme la boca. Hace tiempo que no me sentía así. Ya me estaba acostumbrando a sentirme "bien."


El Síndrome de Fatiga Crónica lo definen como un cansancio intenso y constante que no se alivia con el descanso. Imagina que te acostaste a las 4am después de una noche de jangueo y te tocaba levantarte a las 6am para ir a trabajar. Ese agotamiento y deseo intenso de dormir, que hasta los ojos se te quieren cerrar mientras guías. Pues imagina que te sientes así por días corridos, semanas o meses. Bienvenido a mi vida.

Cuando se tiene Fatiga Crónica hasta la tarea más simple se hace casi imposible. Puedes tener toda la mejor intención de hacer las cosas, pero tu cuerpo no coopera. Lo que te pide es cama. 


Lo peor es que no siempre logras dormir. El hecho de que tu cuerpo está cansado no significa que tu mente también lo esté. Aunque en ocasiones se da el caso. En mi caso, suelo dormir unas horitas a la vez. Duermo 3 horas y estoy despierta dos o tres más y luego vuelvo a acostarme y así sigo el círculo vicioso durante todo el bendito día. En ocasiones logro dormir las ocho horas corridas y aún así cuatro o cinco horas más tarde me ves buscando la cama porque ya no puedo con mi vida. Y lo divertido que es lograr acostarme y que a mi mente le dé con darme cháchara. Es el clásico momento en que a la mente le da con recordarte TODO lo que no has hecho por estar acostada y TODO lo que no podrás hacer por la misma razón. Es el momento de crear historias y pensar en qué puedes postear la próxima vez en tu blog. Y estás ahí, todo el tiempo pensando en que quizás es mejor levantarte y ponerte a escribir. Cuando te sientas frente a la computadora los ojos no cooperan y se quieren quedar cerrados. Aaaaaaaaaaaaah! ¡Decídete cuerpo! Ahí vuelves a quitarte y te acuestas y si tienes suerte, esta vez sí te duermes. 

Y así me la he pasado todo el fin de semana. De la cama al mueble y del mueble a la cama. Lo peor era tener que prepararme comida. ¡Todo toma tanto tiempo! ¿Dónde está mi chef personal? No es justo haber venido a esta vida sin súbditos que hagan todo por mí y para mí cuando me siento así. Extraño mi vida de princesa. Porque yo estoy segura que fui princesa en otra vida. Quizás no muy buena princesa y por eso estoy pagando ahora sin súbditos. ¡Bendito Karma! Pero estoy divagando.


Lo malo es que el cansancio viene acompañado de falta de ánimo. No tenía ni ánimo de ver mis dramitas koreanos, los cuales son mi obsesión. Extraño a mis bellos koreanitos, pero no tenía deseo de pasar por ese trauma emocional. Porque esos niños tienen un arte para hacerme llorar, que es una cosa increíble. Entonces imagínate tú, toda débil y encima depresiva y deshidratada por culpa del bendito drama. No era. Lo mejor era no ver los dramas y seguir viendo Shark Week. Aunque tuviera que forzarme vería mis pecesitos gigantes y adorables. Y sí que tuve que forzarme porque mantener los ojos abiertos fue toda una misión.


Y en esas he estado. Tuve que cancelar mis planes y no pude recoger mi closet/craft room que parece sacado de un episodio de Hoarders. ¿De dónde salió tanta cosa? En serio no se de donde. Yo no he comprado nada. Los chavos para lo que los uso es para comida. Pero nada. Ya me volverán las fuerzas y el ánimo para hacer todo lo que quería.


Lo importante de todo esto es recordar que no debo abusar. Uno o dos días de mucho esfuerzo pueden implicar una semana de cama por falta de cucharas. Así que tendré que guillarme de Jaimito, el cartero. Debo evitar la fatiga.



Y mientras yo evito la fatiga te pregunto, si sólo tuvieras 12 cucharas en el día, ¿cómo usarás tus cucharas hoy?

2 comentarios:

  1. Bufffff, no sabes cuánto te entiendo. Me gusta eso de la teoría de las cucharas, yo utilizo siempre lo que llamo "mi batería", según me levanto (mejor dicho, según abro los ojos) ya sé que índice de batería tengo. A veces, con muuuucha suerte, tengo un 60%, y es fácil (o relativamente fácil) ir dosificándola a lo largo del día. Pero la mayoría de veces tengo que conformarme con un 40% e incluso menos, aún así no te imaginas cuánto lo hago cundir. Pero es que yo llevo con la señorita artritis desde los 4 años, somos como viejas amigas, cuando ella me quita cucharas yo voy...¡y me las invento! ;), lo importante es no dejar jamás que ella se las quede todas. Ni hablar! ;)

    Besitos, Jessy, no sabes cuánto me gusta leerte!!!

    (Por cierto, estaría bien que tuvieras una grabadora de voz para esas noches en las que las ideas vienen en tropel a la cabeza pero el cuerpo se niega a levantarse y mucho menos teclear, yo lo hacía, grababa pensamientos, ideas, incluso recetas! jajaja!)

    + besitos!!

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    1. Ló, sabrás que tengo la grabadora, pero una vez no me fijé y le borré todo, así que le cogí miedo. Jajajajaja Pero tienes razón. Debo ponerme a grabar nuevamente.

      Wow, desde los 4 años! Definitivamente, ya ustedes se entienden. Yo apenas llevo 3 años. Estoy aun en periodo de ajuste, como le digo yo.

      Mucha fuerza, amiga! Un abrazo y gracias por leerme!!!

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